La pandemia del coronavirus llegó para precisar una nueva realidad de nuestras ciudades en cuanto a planificación urbana, movilidad, servicios públicos, equipamientos urbanos, dinámicas económicas, relacionamientos sociales, sistema laboral y tamaño de las ciudades.
En primer lugar y atendiendo referentes de calidad de vida, economía y calentamiento global, preciso que las prioridades de la movilidad urbana son en su orden el peatón, el ciclista, el transporte público y el transporte particular; haciendo un especial énfasis en implementar sistemas de transporte masivo con buses eléctricos como alimentadores. En segundo lugar referiré que es importante precisar el tamaño de las ciudades con fundamento a dos términos equivocadamente planteados: crecimiento y desarrollo. En cuanto al crecimiento se tendrá que hacer un juicioso y objetivo análisis de los tratamientos contemplados en los Planes de Ordenamiento Territorial, observando que por intereses de sectores particulares solo acudimos al tratamiento de desarrollo, dejando en el más completo abandono los de conservación, renovación y consolidación. En cuanto al desarrollo sustentable hace referencia a la vinculación del bienestar humano actual y futuro con la administración sostenible del patrimonio natural del planeta, el establecimiento de la responsabilidad de la actual generación con respecto a la protección de los recursos naturales y el ambiente para garantizar las oportunidades de desarrollo de las futuras generaciones. Así las cosas, antes que seguir expandiendo las ciudades, con los costos que ello implica en infraestructura de servicios públicos, vías, equipamientos urbanos, reducción de la frontera agrícola y el grave impacto para los ciudadanos en costos de transporte, tiempos de desplazamiento y en general de la calidad de vida, se debiera de manera responsable y prioritaria conservar las zonas fundacionales, implementar procesos de renovación urbana en sectores degradados, vía coercitiva no permitir la existencia de predios urbanos sin construir y promover procesos de densificación con construcciones en altura. Especial atención merece la ruralidad colombiana, donde requerimos una importante inversión pública en vías terciarias, para que por allí puedan transitar nuestros alimentos y podamos potenciar el turismo natural. A propósito de Renovación urbana, en época de pandemia y hablando de reactivación económica, sugiero se evalúe por el municipio de Ibagué la posibilidad de retomar el Plan parcial de renovación urbana calle 19, adoptado por la Alcaldía de Ibagué mediante Decreto No. 1-720 de abril 6 de 2012 y el Macroproyecto de Interés Social Nacional zona centro de Ibagué, que fue presentado por la Alcaldía de Ibagué al Ministerio de Vivienda, Ciudad y Territorio, el cual cubriría el área comprendida entre la calles 19 y 25 y la carrera 8 a la 3 sur, interviniendo 77 Has, planteando 5800 soluciones de vivienda y 23 Has de espacio público. Luego las administraciones municipales con el instrumento técnico y normativo que es Plan de Ordenamiento Territorial, podrían definir la nueva ciudad, con un tamaño razonable y ordenada, con centralidades urbanas que posibiliten un equilibrio urbano con una oferta suficiente y de calidad de bienes y servicios, cortos desplazamientos de los ciudadanos en vehículos, especializada en nichos económicos de alta demanda, segura, sostenible y con una muy buena convivencia. Luego el reto es, seguimos como venimos o cambiamos !!!
ÓSCAR HERNÁNDEZ ARANA